Mi camino hacia la enseñanza ha sido una emocionante aventura llena de movimiento, creatividad y conexión con la naturaleza. Mis primeros años los dediqué al arte, diplomándome en Artes Escénicas y especializándome en Danza Flamenca. Fue ahí donde descubrí el poder transformador del cuerpo en movimiento, aprendiendo a combinar fuerza, fluidez y emoción.

Durante diez años, trabajé como guía de montaña, escalada y barrancos, una experiencia que me permitió explorar mis límites y profundizar en mi relación con la naturaleza. Vivir esos desafíos al aire libre fortaleció mi cuerpo y mente, y me enseñó a confiar en mi intuición y en la energía que fluye a través de nosotros cuando nos conectamos con nuestro entorno.

Hace 18 años, encontré el yoga, y mi vida cambió por completo. Desde ese momento, mi práctica personal se convirtió en un refugio y una herramienta de transformación. Aprendí a escuchar mi cuerpo para así no traspasar mis límites lo que hizo que mi práctica se convirtiese en un camino más respetuoso conmigo misma. Al descubrir el AeroYoga, supe que había encontrado la manera perfecta de combinar mi amor por el movimiento, la fuerza física, las alturas y la sensación de libertad que siempre me ha inspirado.

Actualmente, sigo ampliando mis conocimientos estudiando, barre fitness, biomecánica aplicada al yoga y liberación miofascial, disciplinas que me ayudan a comprender más profundamente cómo funciona nuestro cuerpo y cómo podemos cuidarlo.

Mi pasión por el aprendizaje continuo me lleva a seguir experimentando nuevos caminos que poder compartir con mis alumnos.

Hoy, como profesora, siento una enorme gratitud al compartir esta disciplina. Cada clase es una invitación a volar, a soltar miedos y a descubrir la alegría de moverse con ligereza y confianza. ¡El movimiento no solo fortalece el cuerpo, también eleva el espíritu!